A vosotros, con un niño en P2 a punto de dar el salto al colegio grande. A vosotros que tenéis un calendario en la cocina con las jornadas de puertas abiertas de todos los centros escolares del distrito. A vosotros que dedicáis vuestras cenas de pareja a hablar de pros y contras de las escuelas que consideráis como opciones. A vosotros que ya no habláis de otra cosa entre vosotros ni con la gente que os rodea. A vosotros que sentís una enorme presión por acertar ya que, en el fondo, intuís que una parte de la felicidad de vuestro hijo va a depender del colegio que escojáis. A vosotros que ya no sabéis si lo que os parece lo importante en la educación es lo importante, en realidad. A vosotros… Que hace un año por estas fechas éramos nosotros. A vosotros una breve reflexión sobre lo que es realmente importante en un colegio antes de volverse loco.

Os escribo desde la experiencia de haber llegado a ir a tres jornadas de puertas abiertas distintas y echo entrevistas personalizadas en otros seis centros escolares. A pesar de que sabíamos, o creíamos saber, qué queríamos y que no, escoger colegio fue una decisión difícil. Llegamos a elaborar un Excel maravilloso con un sofisticado sistema de puntuación que iba a ser el juez infalible que decidiera cuál era el colegio perfecto, un acierto matemático, inequívoco, sin riesgos ni fisuras.  Vaya, que decidir era cosa de un programa de Office, no nuestra. Entonces escribí cuales eran los ocho requisitos de nuestro colegio ideal. Y sigo pensando que los ocho son importantes. Sin embargo, ahora que llevamos seis meses como padres del colegio que al final escogimos tengo otra perspectiva y creo que sólo hay dos condiciones imprescindibles que tiene que reunir un colegio y que, desgraciadamente, no vas a encontrar en el programa.  

Porque resumiendo, el colegio, al final, es el lugar donde tu hijo va a pasar más horas. Es el entorno en el que se va a desarrollar como persona, donde va a ir descubriendo quién es. Es su primer mundo, su primer contacto con la sociedad de la que será parte mañana. Por eso, y por la tarea educativa que tiene, creo que el objetivo de un colegio tiene que ser

  1. Fomentar las ganas de aprender de los alumnos y estimularles para que cada día tengan más 

Los niños tienen una curiosidad innata por naturaleza, tienen ganas de aprender, se cuestionan todo, de cualquier cosa buscan su por qué. Por eso, la principal misión del profesor debería ser dotar al alumno de herramientas para encauzar esa curiosidad, aprovecharla, estimularla, acercarla al conocimiento, ayudarla a alcanzar respuestas y, lo más importante, mantenerla viva para que el niño mantenga o incremente sus ganas de aprender.

No puede ser que el colegio sea un rollo, en lenguaje infantil. No puede ser que el niño solo espere la hora del patio para disfrutar. Si el colegio es así, se carga las ganas de aprender del niño. El niño deduce que aprender, que el conocimiento, es aburrido, y esa curiosidad natural, se va apagando y aprender se percibe como un castigo.  Esta percepción, además, se arrastra fuera de las aulas incluso cuando acaba la etapa escolar.

No es sencillo saber mantener la motivación de todos los alumnos, sobre todo porque cada niño es diferente y tiene cualidades particulares. De ahí la importancia de saber educar desde las inteligencias múltiples, un modelo basado en las distintas aptitudes de cada personalidad. Parece una obviedad pero a menudo no lo es, yo para mi hijo quiero un colegio donde disfrute aprendiendo y del que salga queriendo aprender más. 

2. Crear un entorno de confianza donde el niño pueda desarrollarse como persona al completo

Esta sería el alma del colegio. Todas las personas necesitamos un ambiente que nos dé confianza, donde nos sintamos a gusto, para podernos desarrollar plenamente. Estar cómodos, estar «como en casa» es lo que nos permite ser como somos y convertimos en quienes somos. Cuando estamos a gusto somos más creativos, nuestra mente está abierta a aprender, a asimilar cosas nuevas, conocimientos, ideas… A conectar diferentes conceptos e ir tejiendo así lo que sería el conocimiento personal y único de cada uno.

Bien, y eso, ¿cómo se ve en un colegio, en una entrevista, etcétera? El primer punto tiene bastante que ver con el programa educativo del centro. Hablando claro, si el proyecto educativo se demasiado al que tú tuviste en tu época -si es que recibiste, como la mayoría, una educación muy tradicional- no sería el mejor indicador porque ¿A quién le da ganas de aprender pasarse las tardes estudiando lecciones de memoria, pasando las horas sentado en clases magistrales, etcétera? Pero insisto, es un indicador, no es definitivo, porque la respuesta siempre está en manos del profesor y porque, como cada uno es distinto, quizás hay algún niño para quien un sistema educativo tradicional es el más estimulante. 

Y el segundo punto… Es un tema de feeling. Si tienes ocasión, paseate por los pasillos, mira el interior de las aulas, observa a alumnos y profesores… Lo que nos conquistó del colegio que acabamos escogiendo fue un ambiente que no habíamos encontrado en ningún otro colegio, de tranquilidad, de paz, de cariño, de bienestar, tanto de alumnos como de profesores. Pero… todo tiene su pero, y quizás uno tiene una sensación y la experiencia de su hijo es una muy distinta por el profesor que le toca, por el grupo clase en el que va a parar, etcétera.

Con esto quiero decir que, aunque uno tome la decisión a conciencia, después de hacer todas las consideraciones… Siempre hay un punto de suerte, un punto de apostar un poco a ciegas. Y son los meses y los años los que nos van diciendo si escogimos bien o no. 

Así que, puestos a enrollarme con este tema, estos son los consejos que daría a las familias que estuvieran buscando colegio para el curso que viene:

  1. Pedid entrevistas personalizadas en aquellos centros que realmente os interesen y pedid referencias a gente de confianza que los conozca bien.
  2. Intentad visitar el colegio cuando está en funcionamiento, pasearos por los pasillos, observad las aulas, los alumnos…
  3. En el momento de decidir, escuchad vuestra intuición. Quizás notáis que os tira un colegio que no reúne todas las condiciones que buscabais pero que tiene algo que os convence. Haced caso a ese impulso.
  4. Relajaos, podéis equivocaros. Tu familia no se casa con el colegio, siempre estáis a tiempo de cambiar al curso siguiente.
  5. Si creéis que habéis llegado al punto monotema, como nos pasó a nosotros… Desintoxicaros, conseguid no hablar de colegios en 24 horas y veréis que… ¡hay vida más allá!