Tengo pocos recuerdos de mi abuelo paterno. Murió cuando yo tenía dos años. Aún así, los que tengan recuerdos anteriores a los dos años sabrán que es posible tenerlos y que tienen gran valor, por ser los primeros. Siempre he intentado conservar la silueta del avi en un rincón privilegiado de la memoria: aquel reservado a los abuelos y las abuelas.

L’avi era forner, que en castellano es panadero. Su nombre en catalán es algo distinto: asocia el oficio más al horno que al producto y creo que es un matiz importante. En el pueblo donde vivió, en Montblanc, las personas mayores recuerdan aún hoy a «l’Anton del pa» y de algún modo se nos ha quedado ese sobrenombre a la familia. Muchos recuerdan también su bondad y el sabor de sus coques (cocas).

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